2º fragmento -La vocación

No soy médico por vocación. No hace falta tener vocación para ser un buen médico, pero sí hace falta saber calzarse los zapatos de otro, ser coherente, responsable, y tener amor por lo que haces.

Yo podría amar casi cualquier cosa que hiciera, de hecho creo que el conocimiento más profundo de cualquier tema hace que puedas enamorarte de él (o tal vez eso solo nos pase a unas pocas). El caso es que a mí sí me ocurre, y esto es parte de mi caos. Mi vida, en continuo equilibrio inestable, aguanta pequeños terremotos cuando mi cabeza piensa un poco más allá. Es por ello que mantener un foco, eso que dicen que tienes que mantener para ser la mejor en algo, se me hace harto difícil. Me imagino como un burro con anteojeras. Hay tantas cosas que me gustaría saber, aprender, practicar y vivir, que sé que me faltará tiempo en esta vida. En contraposición, me gustaría tanto ser la mejor en algo que me martirizo pensando en que soy incapaz de mantener la determinación necesaria para no salirme de ese camino que me lleve a lo que los otros llaman éxito (y yo a veces me lo creo), sintiendo un vértigo que me paraliza cuando ya estoy a las puertas del mismo. Sin duda debo preferir mi difícil equilibrio, con interferencias, con desorden, con pruebas a mi fuerza de voluntad, con vistas a varios horizontes y malabares imposibles. Pero esto también requiere de cierta convicción y lucha. Lucha por no dejarte arrastrar por otros que pretenden que tu vida sea más estrecha y con menos color (sin saberlo), incapaces de entender que esta variedad no es un talento desaprovechado. Porque al final los días, las semanas y los años pasan más rápido de lo podríamos esperar, y cada uno debe encontrar el sitio en el que se sienta a gusto consigo mismo. Y habrá quien sea capaz de mantener el foco y caminar hacia él sin ningún titubeo y no por ello su vida será estrecha ni descolorida como lo sería la mía si dejase de hacer muchas de las cosas que hago.

No soy médico por vocación, de hecho la decisión de serlo fue tardía. Andaba yo por COU sin saber que estudiar. Pero es tan bonita mi profesión, que es casi imposible no sentir vocación por lo que se hace. Hoy tengo más vocación que muchos de aquellos que dijeron tenerla desde su uso de razón, cuando aun no podían saber ni si quiera que significaba dar consuelo a los demás.

Deja un comentario