Soy incapaz de elegir. Me declaro incapacitada para tomar decisiones en cuanto hacia donde quiero dirigir mis pasos.
Y esto, que antes no me preocupaba demasiado, empieza a ser como una mosca cojonera porque me encuentro en una edad tonta en la que todo el mundo parece haberse posicionado, y donde incluso antes, ya se posicionaron para encauzar su vida otras muchas, su meta.
A este pensamiento, que últimamente me agobia porque me pide turno para ser resuelto, ya no quiero darle patada hacia delante. Empiezo a sospechar que facebook no solamente es que escuche nuestras conversaciones, sino que además es capaz de leer nuestro más recónditos pensamientos. Y así, hoy aparece de repente una publicación de alguien que no conozco que dice algo así como que el arrepentimiento te impide mirar hacia delante, y otra en la que te regañan por no hacer todo lo posible por desarrollar un talento, cuando lo tienes.
¿Los talentos se desperdician? ¿O tal vez apareció un talento no deseado?.
Por lo general, es bastante fácil caer rendido a aquello que se te da bien. Cuando eres bueno en algo, la retroalimentación positiva te hace querer más, entrenar más esa cualidad, y así, mantener ese foco y especializarte en algo deja de costar trabajo y se convierte en todo lo que habías querido hacer en tu vida.
¿Tener que elegir? Tal vez no tendría que hacerlo si fuera capaz de desprenderme del arrepentimiento que me produce la sensación de estar dejando pasar un tren ahora que me encuentro a nada de que se escuche el silbato de salida.
Disfrutar de lo que haces en un determinado momento quizás no se suficiente. En la vida hay tantas variables que pueden afectar a una elección en un determinado momento, que conviene de vez en cuando levantar la cabeza para saber hacia donde se están dirigiendo tus pasos por si tienes que corregir el rumbo, y para ver el horario de salida de los diferentes trenes que tengas que coger. Un nuevo cálculo para que nada te pille desprevenida, y no haya momento futuro para el arrepentimiento.
Mirar atrás y estar conforme con el camino recorrido; mirar hacia delante con emoción por todo lo que queda por recorrer, buscar nuevos estímulos que se acerquen a aquello en lo que tanto tiempo y esfuerzo invertiste para no ir dando bandazos y derrochando energías; saber recoger el fruto de todo el trabajo que te llevó llegar donde estás…
Postergar una decisión parece que solo tendrá como resultado que, al final, será la decisión la que te tome a ti. Llegará un momento en el que no serás dueña de la dirección que quieras tomar porque otros habrán hecho esa elección por ti. Y puede que no pase nada, que te convenga el resultado aunque no fuiste quien dijo por aquí voy a ir…, pero seguramente ser dueñas de nuestro destino sea mucho más enriquecedor que quedarse con las migajas que sobraron de las decisiones de otros, otras…
Me declaro libre de incapacidad para elegir.