197º fragmento -Entrenando con lluvia y Happy Socks

Y si cuando estás calentando comienza a chispear y piensas.., “esta nubecilla pasará, que estamos en Almería y aquí la lluvia casi no tiene lugar”; y en la siguiente vuelta aprieta tanto que te ves obligada a dejar la mochila bajo techo; y a la tercera ya estás tan empapada que vas calculando la forma de reducir el calentamiento a lo básico indispensable para empezar las series que menos te gustan de la semana; y ves como poco a poco se va inundando la calle uno, como si todo el agua que está cayendo fueran a desaguar a ella; y tu angelito, a la derecha, te empieza a decir: “Mira, mejor te vas para casa, que llevas dos maluras seguidas y no estamos para pillar otra”; y tú, cierras el oído derecho y te quitas al angelito de en medio con una sacudida de hombro y decides que tal vez tomando las compensaciones del 4×400 y un poco más, solo tengas que hacer la última curva por la calle uno, tampoco es para tanto el tramo que tendrás que hacer “bailando bajo la lluvia”… Y cada vez lo ves más claro y factible, que ya retrasaste las series ayer por viento y falta de tiempo antes de ir al fisio, hoy se hacen sí o sí (y eso que no me he traído calcetines y voy con los Happy Socks de cerezas con los que fui esta mañana a primera hora al hospital).

Doy la vuelta de reconocimiento a ver como está la calle uno: impracticable.

Hago unos progresivos con las ligeras: me resbalo.

Me pongo los clavos, total, son 2×1000 2×600 y 2×300, y ayer el fisio me dejó casi nueva.

No hay nada más hortera que los calcetines negros con cerezas de colores a media pierna con las Dragón Fly viejas color naranja. Pero es aun peor si tienes en cuenta lo que empapan estos calcetines hechos para tener los pies calentitos. A la segunda serie, a cada pisada, echo más agua fuera de la zapatilla que la que entra, como cuando escurres el trapo de la cocina.

Hoy no me fijaré en los tiempos. Hoy tengo frío y estoy empapada, como si me hubiera metido debajo de una ducha con la ropa puesta. Hoy solo hace falta que el entreno salga teniendo en cuenta solamente las sensaciones, sin estrés, adaptando las expectativas a lo que me vaya encontrando… Y así van pasando las series, con impaciencia porque se agote la recuperación para no estar demasiado tiempo bajo el agua parada.

Miro mis pies cuando voy por los 600s, empapados, con un aumento de espesor considerable de los magníficos calcetines, y pienso en quitármelos. Pero no tengo otros, e ir sin calcetines y con agua…, no sé yo. Me los quedo.

Aunque el cansancio no es preocupante, las piernas parecen no querer ir demasiado rápido. Están frías.

Una vez que me calzo los 600s, el resto ya está hecho.

El primer 300 a 50 segundos me deja ploff. Mi sensación era de ir más rápida.

El último a 48 segundos me gusta poco más.

Entreno hecho a pesar de las circunstancias.

Todo cuenta.

Salgo por la puerta del estadio más feliz que una perdiz.

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