279º fragmento -Vine ploff, y me fui top

No eran las mejores circunstancias, pero el plan ya llevaba mucho tiempo hecho. Teníamos como objetivo juntarnos en el relevo mixto para intentar batir el récord de España en el 4 x 400 M45.

Me duele el piramidal, haciendo de cada zancada un ay, con la sensación de que el glúteo se vaya a romper en cualquier momento; me duele la fascia que rodea el sóleo, que hace que sienta la pierna derecha como si estuviera envuelta en un calcetín que me presionara hasta dejármela sin irrigación sanguínea, como si se quedara dormida y sin juego en el tobillo, aparte de un dolor en el calcáneo. Hasta ahora no me ha impedido entrenar, pero si lo ha hecho más doloroso, y probablemente habré rendido menos. El jueves estuve en el fisio y algo mejoró, pero necesito un poco más para terminar de mejorar estas molestias secundarias al aumento de intensidad de los entrenamientos en el periodo competitivo sobre una cadera desequilibrada por mi diferente longitud de piernas.

El plan era pasar el sábado por la mañana por Carranque para que Daniela corriera un 600, y tirar después de comer hacia Estepona para hacer un 400, el 1500 mejor lo dejamos, que al día siguiente tal vez corra el 800 y el relevo, que es el verdadero objetivo.

Y batimos el récord de España de relevo mixto M45.

Y sin embargo, eso, no fue lo mejor.

Lo mejor fue Enriqueta hablándome de cosas que escribía en mi blog, de lo mucho que le gustaba ese en el que hablo sobre los jóvenes tomando monster, o los vídeos en los que mi madre ha empezado a postularse como próxima atleta máster, que no pierda la motivación.

Lo mejor fue ver como Pepi, con 73 años, batía el récord de España de 200 corriendo ampliamente por debajo de 40 segundos, de locos, su sonrisa tras haberlo conseguido, su cara de satisfacción, y que se hiciera una foto conmigo para que a mi madre le sirva de referente.

Lo mejor fue volver a formar equipo con mi maravillosa Mayte. No he conocido a nadie igual. Todo bondad, todo buen rollo, de esas personas que te hacen sentir bien solamente por tenerlas al lado.

Lo mejor fue poder correr el 400 en 1:00.22 aunque las sensaciones fueran malas y él viento un enemigo.

Lo mejor fue el intento fallido de haber corrido a un ritmo que hubiera ayudado a Toñi a conseguir sus objetivos, aunque al final no pudiéramos correr juntas. Estuvo bien planearlo. Quizás en un control, Toñi.

Lo mejor fue mis niñas gritando desde la grada para que su mami corriera más y más, y yo escuchándolas incluso cuando iba por la contrarrecta.

Lo mejor fue poder correr como si fuera un paseo un 800 a 2:24 y saludar a mis hijas en la recta de llegada para después ver la cara de mi pequeña diciéndome mami, también has ganado esta, llena de emoción mientras se colaba en cámara de llamadas.

Lo mejor fue que cuando hice el progresivo antes del relevo sentí que, tal vez, no iba a poder correr por el dolor del glúteo, y que no sentí absolutamente nada en el momento en que Mayte llegaba dando el resto para darme el testigo y salir en la segunda posta, cogiendo a todas y cada una de las que marchaban por delante.

Lo mejor ha sido conocer a gente que hasta ahora solamente veía por redes sociales, que se hayan atrevido a saludarme, a decirme que les encanta verme correr, las cosas que escribo, que les ayuda a sentirse motivadas…

Y lo mejor de todo, sobre todo, ha sido que, como consecuencia de todo lo anterior, me vuelvo con ganas de todo, con muchas más ganas que con las que comencé este viaje, del que me vuelvo con tres medallas de oro y un récord, pero sobre todo, llena de energía para seguir hacia delante.

Gracias a este atletismo máster que me da tanto. Gracias a mi familia por seguirme al fin del mundo. Gracias a Oscar, Santi y Mayte por hacer de este equipo, un equipazo.

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