281º fragmento -Un día entero tirados en la pista de Carranque: oro puro

El día de ayer fue un descanso mental.

El día de ayer, lleno de emociones que gestionar, mías y ajenas, se convirtió en uno de los mejores días vividos sin que hubiera en él ningún evento realmente especial.

Martina lloraba desconsolada ocultándose bajo el muro que nos separaba de la pista porque la bola de peso de 2 Kg que intentaba lanzar más allá de los 6 metros la había derrotado, le había ganado la partida, había conseguido destensar su mano y su cuerpo entero, haciendo imposible si quiera alcanzar los 5 metros tan asequibles para ella (6 estaba lanzando cuando entrenaba unos días antes). Entraba al círculo de lanzamiento ya cabizbaja, algo avergonzada, hombros hacia delante. Recomponía el gesto una vez posicionada previamente al lanzamiento, pero en un instante parecía haber olvidado las tres cosas importantes que tenía que recordar: rápida, fuerte, lanzando desde las piernas.

No tenía consuelo.

Daniela ejercía de hermana mayor y buscaba palabras y frases de ánimo para que saliera de allí y afrontara las dos siguientes pruebas que componían su triatlón D (peso, disco y 60 ml). A Martina no le gusta correr largo. A Martina le gusta el atletismo porque comparte mucho con sus amigos y compañeros, porque viaja a las competiciones, porque aprende a manejar ese cuerpo que parece crecer a cada minuto…

Yo creía que no lo conseguiríamos.

Quería irse, no quería seguir. Aquí siempre todo me sale mal. No me gusta Carranque. No quiero seguir.

La recibí a la salida de cámara de llamada y evitó mi abrazo. Se sentía decepcionada y decepcionante para los demás. Conseguí que nos sentáramos juntas en el césped, debajo de un árbol, un tiempo antes de tener que entrar para la siguiente prueba. Primero en silencio. Luego hablándole bajito, sobre que las cosas no siempre salen cómo queremos. Luego empezó la interacción y el intercambio de opiniones. Yo le pedí que no siguiera perdiendo el tiempo con lamentaciones, que ahora tocaba seguir con lo siguiente, hacer borrón y cuenta nueva.

Su padre le dio su gorra como talismán.

Martina lanza disco en su primer intento, y aunque solo sobrepasa los 10 m por poco, salta de alegría, porque minutos antes estaba convencida de que no sería capaz de sacar el disco de la jaula ni hacer que entrara dentro del sector marcado. Martina ahora tiene la frente alta, el cuerpo erguido, charla con sus compañeras, coge su disco y ensaya aparte lanzamientos hacia arriba, se marca un baile cuando se acerca a nosotros… Con lo que había llorado tan solo una hora antes. Acaba lanzando por encima de 12 metros, más feliz que una perdiz.

Sale en la primera serie de los 60 m. Atenta a la salida, Martina, concentrada. Intenta no mover tanto la cabeza. Zancada amplia, muslos arriba, rápida en la pista hasta el final. Y saca su mejor versión para hacer por mucho su mejor marca personal y quedar tercera en su serie y del total de participantes del 60.

Séptima en su triatlón de 16 participantes. No tendrá medalla. Pero es tan feliz…

Ha sido capaz de sobreponerse a un mal comienzo. Ha visto que estamos a su lado, dándole las herramientas que se nos van ocurriendo para que trate de superar una circunstancia que puede repetirse tanto a lo largo de la vida…

¿Quien cree que competir es malo? Nos enseña tanto… Nos hace convertirnos en mejores personas.

Luego llegó el disfrute relajado con las amigas.

Por la tarde animar a los sub16, a su hermana Daniela, a recorrerse la pista de Carranque como si fuera su casa, a no parar de correr, de reír, de jugar…

Desde las 10 de la mañana, hasta las 10 de la noche.

Toñi me decía el otro día, subiendo hacia el hospital, lo que ella echaba de menos cuando acompañaba a sus hijos a las competiciones cuando eran pequeños. Quizás por eso fui más consciente de que mi día, con 12 horas tirados en un pista de atletismo con poca sombra, mucho calor y buena compañía, no podía ser más magnífico.

A las 00.30 llegamos a casa, rotos, pero no tanto como para no hincharnos de reír mientras nos duchábamos y recordábamos el día.

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