Llevo días pensando en ti.
Llevo, tal vez semanas, intentando encontrar la forma de motivarte para que decidas poner en marcha toda la maquinaria que sabes que existe para que llegues a ser la persona que deseas ser. Y no sé si sabré hacerlo. Y me hace sentir mal no encontrar la manera de hacerlo, no encontrar ese punto que sirva de partida para que la motivación nazca de tu interior sin necesidad de que yo te anime a hacerlo, sin que tengas que encontrar un motivo externo que no sea simple y llanamente tú.
Lectora, no me atrevo a decir que empedernida, de libros de autoayuda escritos por gente a los que tal vez tu podrías dar lecciones. Estás llena de consejos para todos, de análisis crítico de casi cualquiera, y eres perezosa para hacerte una autoevaluación. O tal vez no.
Tal vez me equivoco:
Te autoevalúas y decides enterrar el resultado porque no te gusta, porque en lugar de servir de acicate para promover un cambio en tus hábitos de vida, es simplemente otro motivo para sentirte triste y deprimida, sin opción visible para el cambio.
Tal vez el precio a pagar sea demasiado alto para un resultado que no sabes si merecerá la pena. O no. Porque en realidad si sabes que merecerá la pena, pero hasta esa idea la entierras.
Necesitas tener coraje para echar a andar hacia delante con un objetivo claro aun a sabiendas de que el camino no será fácil ni rápido. Necesitas ese compromiso contigo misma.
Desde que te conozco has tomado demasiados atajos que jamás llevaron a un resultado que no fuera transitorio. Los batidos sustitutos de comidas, fármacos milagrosos, ayunos intermitentes, creencias extraordinarias en superalimentos, conceptos erróneos sobre la nutrición que tiene que ser.. Fueron ayudas con las que prometías tomar impulso, pero se quedaron en eso, en simples parches que solo sirvieron para estar aun más frustrada cuando pasados unos meses volvimos a las mismas o a las peores, a más peso, a más cansancio, a más frustración, a más insomnio y a más respuestas atípicas y desmesuradas a los estímulos externos.
El bienestar físico y mental indefinido no pasa por hacer una dieta restrictiva y tres días de ejercicio a la semana que no sabes ni como empezar y que tal vez no dure más de un mes. El bienestar físico y mental, en lo que te queda de vida, pasa por adquirir un compromiso contigo misma, hacer introspección, saber que merece la pena, que las emociones cambiarán para que alegría coja las riendas la mayor parte del tiempo, y que tu cuerpo responderá mucho mejor de lo que lo hace ahora.
Me enfada. Me cabrea tu vitalidad mal dirigida. Me enerva tanta fuerza de voluntad y compromiso con todo aquello que no seas tú misma. Porque, a pesar de todo, sigues caminando, a pesar de creer que no tienes fuerzas, sigues dándote viajes de ida y vuelta al último rincón de la provincia, sigues atenta a todos, sigues preocupada por todos, sigues luchando por todos, sigues teniendo el don, sigues siendo una de las personas más buenas que he podido conocer en mi vida…, y te quiero tanto…, que me cabrea, me cabrea que no tengas ni un ratito para ser mejor, para sacar una versión mejor que te haga más feliz.
Que te haga feliz.
Yo te ayudo. Dime por donde empezamos. Comprométete conmigo, y ya lo irás haciendo también contigo.

